miércoles, 1 de febrero de 2012






Dos trozos de madera que flotan
se encuentran en el océano
y al minuto se separan
de la misma forma tu madre y tu,
tu hermano y tu, tu mujer y tu, tu hijo y tu.
Lo llamas tu mujer, tu padre, tu amigo,
pero solo es un encuentro en el camino.
Nada dura.
Placer, dolor, todo está fijado por el destino.
Ninguno queda, ninguno vuelve.
Lo que deseas, lo tienes.
Lo que no deseas, lo tienes.
Nadie entiende porqué.
¿Donde estoy? ¿A donde iré? ¿Quien soy?
¿Por que?
¿Y sobre que debería llorar?.
Paga tu deuda sin murmurar,
aleja tu pena, levántate
y no desprecies la tierra.

 

Poema indú Anonímo.